La mayoría de los padres que incorporan a sus hijos en clases de natación, traen consigo la inquietud; ¿En cuánto tiempo aprende el niño a nadar? Con distintos niveles de ansiedad, cada representante se acerca al profesor en la búsqueda de un número que prediga el plazo de aprendizaje del niño.
Para responder esta interrogante, debemos tener en cuenta que la natación es una actividad de gran exigencia desde el punto de vista psicomotriz, lo que conlleva a considerar algunos aspectos condicionantes a la hora de intentar pronosticar los periodos de aprendizaje del individuo en edades tempranas. En primer lugar, es necesario resaltar que en este proceso psicomotriz se concibe con normalidad que algunos niños alcancen estándares en su desarrollo evolutivo, mientras que otros pueden atrasar o anticipar algunas fases, según el ritmo de maduración de cada uno.
Al fin de que este proceso, aplicado a la natación, culmine en el alcance de los objetivos deseados, se requiere el cumplimiento progresivo de etapas que no pueden ser evadidas o aceleradas, puesto que son las bases sobre las cuales deriva la posterior adquisición de destrezas más complejas. Cada etapa requiere ser atendida de forma gradual, significativa y divertida, invirtiendo la paciencia necesaria para lograr que el niño descubra y disfrute moverse en el agua, y así garantizar la continuidad del individuo en la Natación.
Por otro lado, está comprobado que la estimulación temprana produce cambios en el desarrollo evolutivo de los niños, permitiéndoles manejar niveles más complejos para moverse, pensar, sentir y relacionarse con los demás. Y de forma más específica, en el caso de la natación, el incorporar al bebé en esta actividad, permite el desarrollo de manifestaciones reflejas con el fin de transformarlas en herramientas para su desenvolvimiento en el agua. Estas manifestaciones forman parte del ADN del individuo y a través de ejercicios adaptados a las posibilidades de la edad, podemos crear el gesto motor que le permita desarrollar la propulsión y flotar para garantizar la sobrevivencia en el medio acuático.
Es por ello que, responder la pregunta ¿en cuánto tiempo aprende el niño a nadar? de forma acertada, significa no estandarizar este periodo y ser constante en el estímulo de las cualidades básicas de la natación durante el tiempo que cada niño requiera. Por lo tanto es importante velar por la calidad de cada sesión. Si cada clase es desarrollada de forma idónea, respetando las características y necesidades del niño, creando un ambiente ameno y agradable, los objetivos se lograrán diariamente. Y, en la mayoría de los casos, podemos llegar a sorprendernos con la celeridad de cada logro.